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Hemos tenido un sueño
Hemos tenido un sueño

Hemos tenido un sueño

Hemos tenido un sueño: una ficción plausible

Constatamos que ha sucedido algo verdaderamente nuevo en la civilización. Hasta ahora, los sueños habían sido algo que le sucedía a un sujeto, nunca antes millones de personas habían tenido el mismo sueño. 

Cualquiera haya sido la significación que se le haya dado a la actividad onírica a lo largo de la historia, siempre se trató de un asunto individual. Revelado, oracular, manifiesto, latente, recordado, reprimido y olvidado pero individual. 

Soñamos a todas las edades del ser humano, cada noche, cada vez que dormimos. Sueños agradables, terroríficos, incoherentes, repetidos, únicos, olvidados para cada uno. Un registro imposible revelaría que, en un día cualquiera, hay incontablemente más sueños soñados que todos los libros escritos en todas las lenguas.

Desde el Fedón de Platón, donde Sócrates explica a Cebes dos interpretaciones de un sueño repetido hasta el final de sus días, conocemos que un sueño es interpretable por el soñante. Un artículo imprescindible de Maria del Carmen Cabrero tiene para nosotros la virtud de relatar con sintética precisión el sueño en el Fedón y reunir a un tiempo a los autores modernos principales que explican los mecanismos generales del sueño.

¿Pero a qué viene ahora que tanta gente haya tenido el mismo sueño? 

Si comparamos los relatos que nos llegan de este sueño, vemos diferencias, pero al parecer son meramente escenográficas. En efecto, varían los decorados en los que se sitúa el soñante, aunque predominan abrumadoramente las plazas emblemáticas de ciudades y pueblos. También varía la cantidad de personajes del sueño y su aspecto. Algunos soñantes están solos en la plaza de su sueño, otros rodeados de una multitud. Los niños abundan

Es difícil fijar la fecha en la que se produjo este acontecimiento onírico universal: distintos usos horarios y la frecuente imprecisión de los soñantes hacen improbable establecer la fecha exacta, aunque parece ser que habría ocurrido en la misma semana después del 24 de febrero de 2022. En todo caso, habría sido posterior a la guerra desatada por Putin.

Son tan numerosos y coincidentes los relatos del contenido manifiesto principal en soñantes occidentales que hace innecesario situarlos. Pero no deja de sorprender que también ocurriera en el continente asiático y africano. Al menos hasta donde podamos confiarnos en las búsquedas y en el traductor de google.

Antes de avanzar en nuestro análisis de lo sucedido, debemos cuestionar nuestra afirmación inicial de que sería el primer sueño universal.

En efecto, podría haber al menos un antecedente, ya que encontramos en las pinturas rupestres situadas en cavernas muy distantes, la misma representación de escenas de caza y batalla. Se trata de pinturas que la arqueología moderna sitúa en la misma época. ¿Acaso se trató de un sueño colectivo que dio origen a lo que llamamos civilización?

Lógicamente no podremos saberlo, sin embargo, sí podemos construir la hipótesis de que toda realidad para el ser humano es una construcción consecuencia a un relato. De lo Real que exista, nada sabemos hasta que somos capaces de iniciar una narrativa anudada que lo hace posible en nuestra cabeza. Y cuando a la realidad la construye la ciencia, ese relato se inicia con una pregunta hecha con palabras o con números que, como mínimo, ya son un relato.

Carecemos, por nuestra parte, de los recursos místicos que pretenden que alguna entidad más allá de lo humano habría transmitido este sueño universal. Sócrates pudo recurrir a las Musas inspiradoras y, la verdad, bastante insistentes en su cabeza, por lo que parece en el Fedón. Nosotros no tenemos eso, ni tampoco el favor que la devoción del pueblo griego al dios Apolo le otorgó al filósofo, así que nos toca apostar por las ciencias.

Como siempre conviene hacer con los sueños propios, cada soñante puede intentar entender el significado expresado en su sueño. En el caso universal que nos ocupa, podemos seguir el mismo procedimiento, solo que esta vez deberemos centrar nuestra atención en las diferencias que, al parecer, encontraremos en el escenario.

Debemos, entonces, renunciar en nuestro análisis a la idea principal del sueño, ya que es la misma para tanta gente y nada nos dirá de nosotros mismos ni de su significado para cada uno.

En cambio, en las diferencias podríamos aplicar nuestro conocimiento con claridad y experiencia suficiente.

Como sabemos, cada imagen recordada del sueño puede ser relatada con palabras por el soñante y luego asociando él mismo con cada una de ellas para desplegar condensación y desplazamiento -metáfora y metonimia- y lo más difícil, que es el espacio en el desplazamiento donde puede estar aquello que nos importa. 

Comenzar por el resto diurno del sueño suele ayudar a su análisis.

De esta forma podremos descubrir el intento de realización de un deseo que atañe al personaje principal que nos representa en el sueño y también que los otros personajes somos nosotros mismos, aspectos de nosotros mismos por decirlo de una manera rápida. Somos ese niño a nuestro lado en la plaza y también aquella mujer por delante y el monumento de la escultura con un soldado que tiene algún rasgo de nuestro rostro. La variedad y la combinatoria representativa es grande para cada soñantá 

Hecho este trabajo de elaboración, podríamos retomar la idea principal manifiesta en nuestro sueño universal y vislumbrar qué significa para uno. Ya que la misma piedra en el mismo camino significará algo distinto para cada caminante.

Pero aún queda una desmentida posible sobre la universalidad del sueño. Podríamos argumentar que, de la misma manera que en la que cueva prehistórica la caza representa un deseo animista de que ocurra la consecución del objetivo común necesitado para la manutención, no se hubiera requerido un sueño universal, porque la creencia mágica y la necesidad era común a todos. No obstante, la creencia mágico-animista sería igualmente un sueño ya que comparte sus mecanismos generales.

La existencia del sueño que fechamos posterior al 24 de febrero de 2022, podría desmentirse de la misma manera. En efecto, la enorme pregnancia que sin duda ha tenido el seguimiento y el desborde informativo de esta guerra en tanta gente habría podido sugestionarlos de tal manera a tantas personas que finalmente, apoyados en la labilidad y plasticidad del recuerdo de los sueños, hayan construido en la vigilia que tuvieron el mismo sueño en las mismas fechas. Y que el sueño universal en realidad no haya existido nunca.

Esta hipótesis de inexistencia del universal, se apoya en que cuando un Real inesperado golpea tan fuerte, sus efectos en las personas puede ser algo de tinte alucinatorio.

Y se suma que la credulidad fue un refugio seguro para la negación de los hechos previos para muchísimos europeos, tal como advierten varios comentaristas e intelectuales como Edgar Morin. Y como dolorosamente tuvo que reconocer Emmanuel Jean-Michel Frédéric Macron, presidente de Francia.

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