Actualmente, el porcentaje de jóvenes que no terminan la Educación Secundaria obligatoria y por tanto no prosiguen estudios superiores (abandono escolar temprano) es de alrededor de un 17%. En Europa, el nivel de abandono es de un 10-15%. Estos datos numéricos permiten subrayar el estado urgencia sobre lo que sucede en los centros educativos.

¿Desde qué perspectiva se puede analizar este problema?

 En Europa la asistencia a la escuela es obligatoria. El absentismo escolar es reducido. Todos los niños y niñas van a la escuela cada día, por ley. Sin embargo, no todos ellos establecen con la escuela y con lo que se hace en ella una misma relación de afecto y pertenencia.

Algunos jóvenes -por ejemplo, con trastorno de autismo- sufren de un exceso de presencia de los otros (pares y maestros). Sufren de ir a la escuela cada día. Tampoco entienden el sentido de las actividades de aprendizaje que se llevan a cabo en el aula.

Muchos alumnos están presentes, pero desconectados. Se sientan en la silla que les corresponde, pero no establecen lazos subjetivos con lo que se enseña y aprende, ni con los materiales ni con las actividades. Un alumno refirió que pasó toda la ESO mirando por la ventana el cielo azul. A veces le castigaban pero, en general, no pudo establecer un contacto con la gente de dentro del aula. Hay niños y niñas que, en cambio, tienen una dificultad física evidente, o proceden de contextos socio-culturales demasiado distintos para poder seguir lo que se hace cada día, o porque no entienden todavía el idioma.

Estos jóvenes son clasificados como alumnos con dificultades de aprendizaje. En algunos casos, se les propone asistir a un aula de acogida. En otros, y según las asignaturas, a un aula de atención a la diversidad o de necesidades educativas especiales. Hay niños y niñas que tienen un “velador” -un profesional que se sienta con ellos en el aula ordinaria para acompañarles y darles un apoyo concreto-. En la mayoría de estos casos es necesario realizar un “Plan Personalizado” de adaptación curricular.

Todas las medidas que se toman desde el punto de vista organizativo o de gestión escolar son bienvenidas. Sin embargo, hay algo prioritario:

Determinar cuál es el problema concreto que produce estas dificultades de aprendizaje a cada niño.

A veces, se trata de un problema “en” la escuela, en cuyo caso el centro educativo deberá introducir algunos cambios en su forma de hacer las cosas: metodologías, materiales, actitudes. Otras veces, el problema está más bien en el alumno “con” la escuela, en cuyo caso habrá que habilitar otras medidas encaminadas a favorecer la confianza del alumno/a y facilitar su sentimiento de pertenencia a la comunidad escolar, sus lazos con otros.

Cuando se trata de las Dificultades de en o con la Escuela hay que analizar cómo se combinan aprendizaje, nivel intelectual, rendimiento académico, motivación, nivel sociocultural, estado afectivo, emocional y características del entorno educativo.

Pero una vez resueltas las cuestiones generales, que pueden ser muy importantes, hay que recordar que las Dificultades de Aprendizaje que llevan al abandono escolar se pueden tratar únicamente caso por caso.

En efecto, no podemos resolver ni tratar por los mismos métodos las Dificultades de Aprendizaje, por ejemplo de un alumnado con Trastorno Autista, que casos de Bullying, o de entornos familiares conflictivos.

Algunas de estas cuestiones se trabajan en Dificultades de Aprendizaje en lengua escrita, oral y matemáticas Se define el concepto de dificultades de aprendizaje, se aclaran algunos términos relacionados con él, y se identifican las causas generales de las Dificultades de Aprendizaje desde un enfoque multidisciplinar.

Equipo INSM